Saberse vivo
"Ser y no saber nada... y ser sin rumbo cierto", algo así decía el poeta romántico, consciente del peso de su propia existencia. Sus versos doblan y resuenan como un lamento. Se apaga la dicha de estar vivo. Un día bajará el telón. El poeta llamó dichoso al árbol que apenas siente, porque el hombre se sabe vivo y encaminado hacia una muerte que espera -irremediablemente-, agazapada en alguna de esas curvas de la vida.
Pero, ¿acaso puede la muerte apagar el gozo de estar vivo? Durante mucho tiempo ni siquiera fuimos. Luego, tampoco sufrimos por no ser. Epicuro, que era sabio, decía que no debemos temer a la muerte, porque nunca coexistimos con ella.
A pesar de que en nuestro mundo de hoy vivimos divertidos, es decir, vertidos en muchas cosas, disipados, o tan abundantemente comunicados como para sentirnos incomunicados y solos... A pesar de todo, seguimos siendo humanos. Y ser humano es arribar a la vida herido de infinito.
Todos nuestros deseos no son sino un lánguido reflejo de nuestro único deseo: la permanencia en este espacio vital que me acoge y que me resulta tan familiar. Somos como náufragos aferrados a una madera flotante: la vida, y todo lo que esta tiene de gozo, alegrías, amores y desamores, recuerdos y olvidos. Nacemos adictos a la vida y a sus continuas contradicciones.
En un mundo de diversiones, emerge -entonces- una exigencia: hay que aprender a distraerse. Claro está que no existe un manual para ello, por lo que siempre encontraremos voces diversas, opiniones, sugerencias, propagandas. Podemos vivir más divertidos que distraidos.
Necesitamos pensar y sentirnos vivos. Distraernos. Distanciarnos de la realidad envolvente para contemplarla, desde este balcón privilegiado que es el pensamiento, la imaginación, la fantasía y la poesía que nos expresan como auténticos seres humanos: sintientes, pensantes, reflexivos y soñadores. Pensar es distraerse, estar vivo, respirar el mundo, criticarlo, forjarlo a nuestro gusto. La dicha es propia del hombre que se goza ante la vida. Dichoso es el hombre creativo que sabe convivir con sus heridas.
1 comentarios:
hola Andrés! estuve leyendo tu blog, el último en el cual escribiste una carta a "tu amigo Platón". No estoy de acuerdo en algunos aspectos, pienso que el mito de la caverna es en parte verdad pero por otro lado también observo que hay optimismo en nuestra sociedad que debes saber valorar....por ejemplo: aquellas asociaciones que se preocupan por ayudar a los más necesitados, los Mercadillos solidarios que se fomentan, las personas que se ofrecen voluntariamente sin recibir pago alguno por sus servicios,donaciones para apadrinar a niños huérfanos, el interés por la conservación del medio ambiente,los grupos de autoayuda para resolver diferentes problemas para todas las edades( alcohólicos anónimos, drogadependencia, transtornos alimenticios) etc, etc....
No todo lo que miras de éste mundo actual, tiene la visión platónica, existen personas que de alguna forma u otra aportan su granito de arena para hacer que éste mundo sea un mejor lugar para vivir.
Tenemos que procurar ser felices haciendo felices a los demás, algunos lo tienen más claro que otros, por eso es tan importante el ejemplo que damos a los demás.
Gracias por ofrecer tu espacio de opinión. Espero aprender más de lo que sabes.
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