El hombre, ese misterio...
"El cuerpo no puede manifestarlo todo claramente. No podemos llegar a revelarnos plenamente y, cuando se trata de confidencias profundas, es preciso que nos adivinen, en su mayor parte, lo que nunca acertaríamos a decir. Las palabras se encuentran muy lejos del alma. Son signos sociales y nosotros no nos parecemos a nadie (...) Las palabras nos traicionan frecuentemente, y sólo nos queda el recurso humano y desesperado de un gesto o de una mirada para darnos a entender. Y por eso, sólo el amor, que es un impulso de todo nuestro ser hacia otro, puede permitirnos comprenderle sin falsearle en modo alguno" (Jean Mouroux).
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